El pasado 8 de junio del año en curso, el Pueblo Guambiano despertó con la infame noticia del atentado contra la integridad y la vida de la joven misak Claudia Patricia Ussa Morales. Un atentado que socava en la vulneración del derecho a uno de nuestros máximos mandatas: El Buen Vivir. Y es ese Vivir que se concibe desde el sembrar la vida en el respeto, en las costumbres de nuestros mayores y en el florecer de las raíces.
Pensarse la vida de Claudia Patricia, quien hoy abandona a la fuerza el espiral de vida que la acompañó por estos….. , es invitarnos a cuestionar cómo estamos naturalizando la violencia no solo física, sino emocional, psicológica de nuestras niñas, jóvenes y mujeres a manos de hombres que las silencian y las vilipendian so pena de erguir nuestro pensar de que estamos en el Lata Lata.
Es claro, que las transformaciones en los procesos de violencia física, como los que le aconteció a Claudia Patricia no son nuevos en el territorio Misak, pues podríamos enunciar aquí la memoria de Julia Morales en 2019, de quien a hoy solo podemos recoger documentos vacíos que en nada demuestran el interés de sus autoridades por esclarecer este acto. Las masculinidades en su ser y en su forma de habitar los espacios “la vida”, en el territorio justifican actitudes de “macho” que se apartan de nuestros usos y costumbres.
Valoramos las buenas intenciones de las Autoridades y de todas aquellas organizaciones y voces que de una u otra manera insertan el debate de la justicia y la urgente necesidad de volvernos a Nay Srap (tejer); no obstante, tejernos implica hacer las marchas de limpieza hacia adentro, implica que Taitas y Mamas sostengan el Na Chack más caliente que nunca para poder sostener la memoria Misak intacta, del cómo caminar la palabra y el territorio, pero sobretodo; de cómo enseñarnos a no olvidar la conciencia de nuestras raíces.
En el ejercicio de lo práctico, el Lata Lata fue transgredido; y ahora solo tenemos la inmensa tarea como colectivo de, transformar toda práctica que vulnere la pervivencia de las mujeres Misak en nuestro territorio y con ello la de todo un pueblo.
Las Autoridades Indígenas del Suroccidente se sensibilizan con los familiares de Claudia Patricia Ussa y, en su memoria, invitan a la comunidad a reflexionar y denunciar los actos de violencia contra la vida. Debemos recordar que cualquier agresión dentro de nuestros territorios, es una agresión contra el propio territorio, pues desarmoniza a la comunidad en su totalidad; somos siendo con los demás. La agresión contra la vida de Claudia Patricia Ussa es un hecho doloroso e inadmisible con el que hoy debemos tejer nuestra memoria y reflexión colectiva: se camina y cultiva, mancomunadamente, el Buen Vivir, habitando el territorio desde los principios de equidad, dualidad y complementariedad.
La captura del agresor de Claudia Patricia Ussa y posterior imputación por feminicidio, por parte del Juzgado Promiscuo Municipal de Silvia, hace parte de un caminar largo y necesario hacia la justicia: una justicia que transforme los hechos de violencia contras las mujeres indígenas en los territorios desde su raíz. Es por ello que, en nuestro luto y desarmonía, debemos reflexionar sobre la relación recíproca y complementaria que existe entre el ser mujer indígena y el ser hombre indígena, en razón de que retornemos hacia ese sembrar desde la dualidad. Hoy nuestra Ley de Origen y Derecho Mayor nos demandan caminar hacia atrás, hacer justicia desde la memoria para poder caminar hacia delante.